SAT del Campo, en Villacañas (Toledo), está formada por 69 socios con 1.700 hectáreas de las que el 35% se encuentran en producción. Su capacidad actual asciende a 400 toneladas de pistacho seco, pero ya tienen definido su plan estratégico para alcanzar las 1.500 toneladas dentro de siete años.
Desde 2010, cuando todo empezó con cinco socios, han vivido varios procesos de ampliación hasta el momento actual, donde ya disponen de nuevos terrenos para afrontar otra ampliación cuando sea necesario.
David Pérez, gerente de SAT del Campo, explica a PistachoPRO que el objetivo es crecer con cabeza y de acuerdo con el plan establecido “para que el socio tenga la seguridad de que su pistacho va a ser procesado”.
Pérez detalla las dificultades de dimensionar de forma adecuada unas instalaciones para unas campañas de 20 días y los posibles riesgos de “atascos” en los procesos. “Si eso no lo gestionas bien puedes tener problemas”.
Solo un 14% de cerrados
Hace un buen balance de la última campaña, con un incremento de la producción de un 15-20% que se repite cada año. Sobre todo, destaca el porcentaje reducido de cerrados que se ha situado en un 14% cuando la media histórica es del 35%. El manchado también ha sido muy escaso a diferencia de lo que ocurrió la campaña anterior por culpa del granizo. También apunta que el año pasado incorporaron una partidora que les permite comercializar grano y no solo pistacho en cáscara.
Su apuesta es por el ecológico que comercializan a través de Domo Pistacho, donde también está Pistamancha. Pérez reconoce que sabían que el diferencial entre ecológico y convencional se reduciría “porque el mercado no iba a soportar mucho tiempo los precios de hace cuatro años”. Pero admite también que no esperaban las ofertas de pistacho con certificación ecológica de EE. UU.
En todo caso, David Pérez apuesta por competir en calidad para que la distancia entre convencional y ecológico no se acorte más. “Vamos a luchar por el sector y en concreto por el ecológico. Creemos en él y es la diferenciación que podemos tener en nuestro país”, afirma.
“Debemos ofrecer productos homogéneos, bonitos, con sabor, bien tratados…”, continua. Es clave, añade, fomentar una cultura del pistacho entre los consumidores.
Su última reflexión para impulsar el pistacho en España es que el sector debe agruparse, no atomizarse: “Hay que hacer las cosas bien, dar una buena imagen a nivel nacional e internacional”. “Nuestro objetivo es que sea un sector para el agricultor”, concluye.