El CIAG ‘El Chaparrillo’, perteneciente al Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha (IRIAF), ha realizado un ensayo de dos bio-abonos obtenidos a partir de residuos del procesado del pistacho para la fertilización de pimientos, con resultados prometedores.
Durante el procesado del pistacho se genera una serie de residuos (cascarilla, cáscara, restos de hojas y ramas, aguas de limpieza, etc.) con un alto contenido en compuestos polifenólicos. Sin embargo, pueden tener un comportamiento fitotóxico, pudiendo ocasionar su uso directo como fertilizante un inconveniente más que una solución. La parte de residuos puede alcanzar el 40% de la cosecha recolectada.
El trabajo ha consistido en realizar una serie de procesos fisicoquímicos para acabar con su naturaleza fitotóxica y estudiar y validar su uso agrícola. El residuo fue suministrado a la biorrefinería de I+D+i CLaMber, que extrajo los compuestos polifenólicos de la matriz. Se efectuó una separación mediante un filtro de malla, obteniendo dos corrientes: una fracción líquida rica en polifenoles y una fracción sólida con menor concentración de polifenoles.
Posteriormente, se realizó un proceso de explosión a vapor (Steam Explosion) obteniéndose los tres polímeros principales (celulosa, hemicelulosa y lignina) de manera separada, lo que favorece su degradabilidad y, según los autores del estudio, una mejor transferencia de nutrientes al suelo.
El estudio concluye que los bioabonos producidos mejoraron significativamente el crecimiento vegetativo del cultivo y que, mediante este proceso fisicoquímico, se logró reducir la fitotoxicidad de los residuos de pistacho, permitiendo su uso seguro como fertilizante.
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