¿Cómo sé si mi zona es apta climatológicamente para el cultivo del pistachero?
Valencia
Asesor de Pistacium Mediterráneo
El pistachero, como ya sabemos, es una planta muy rustica, pero a la vez muy delicada, que procede de zonas muy distintas climáticamente a la península ibérica. Por ello, es de vital importancia para nuestro proyecto saber con seguridad si nuestro clima local cumple con los requisitos mínimos para el cultivo del pistacho y sucesivamente que potencial tiene nuestro clima.
En esta respuesta hablaremos solamente de los requisitos mínimos:
-Heladas primaverales (meses de marzo, abril y mayo)
-Horas de frío (en los meses de invierno)
-Unidades de calor (durante la fase vegetativa)
-Pluviometría (en primavera, en cosecha y pre-cosecha: abril, mayo y septiembre)
-Humedad relativa (durante la fase vegetativa, sobre todo junio, julio y agosto)
Para ubicarnos un poco es muy útil el mapa que se desarrolló desde el CIAG “El Chaparrillo” y que se puede encontrar en el libro “El cultivo del Pistacho”.
Para la realización de este mapa, se han utilizado los datos de muchas estaciones meteorológicas en todas las provincias de España. Tenemos que usarlo con mucho cuidado ya que es un mapa que tiene 10 años y que no considera algunos aspectos, entre estos, el aumento global de las temperaturas, además la capacidad adaptiva que tiene el cultivo y la mejoras en las técnicas culturales.
Las zonas del mapa aptas para el cultivo son las ideales, mientras que las condicionadas son aptas, pero con algunas limitaciones de manejo, de elección de variedad o que se deben profundizar más en el estudio climático.
Aun así, el mapa nos puede servir como buena base. De todas maneras, he añadido algunas modificaciones para que sea más actual.
Una vez que hemos encontrado nuestra zona en el mapa, tenemos dos escenarios:
Si mi terreno no se encuentra en una zona con microclima o algún otro obstáculo, no debería tener problemas.
¿Pero si no es así? ¿Que podría ser un obstáculo en las zonas aptas?
–Microclima: la presencia de un río o de una gran masa de agua en las proximidades (aumento humedad relativa), tener el terreno en un valle (heladas de radiación o inversión) o por otro lado en una zona muy expuesta a los vientos (heladas por advección), si tenemos la finca a un altitud mucho mayor o menor con respecto a la registrada en la estación meteo o si el suelo presenta una pendiente notable y exposición al sur o al revés al norte, etcétera. En resumen: si la orografía de nuestra zona está fuera de lo habitual hay que profundizar en su estudio porque, probablemente, existan diferencias con el estudio de la provincia.
Estas características pueden aumentar la humedad relativa y la incidencia de plagas y enfermedades, aumentar el riesgo de heladas y reducir las unidades de calor o de frío disponibles.
–Granizo: aun sin ser parte de los requisitos básicos para el cultivo, es importante comprobar que nuestra zona no tenga una elevada incidencia de granizo en el periodo vegetativo. Es un cultivo leñoso de lenta amortización y de lenta capacidad vegetativa, plantar en una zona con elevada incidencia de granizadas puede ser prohibitivo considerando que en casos extremos las plantas adultas tardan hasta 2 años para recuperarse de los daños en ramas.
–Viento: Hay zonas especialmente expuestas a vientos fuertes. Hay que considerar este dato y adaptar la poda y el tipo de gestión del suelo para reducir los daños a las plantas; daños que pueden ir de simples ramas rotas hasta plantas enteras tumbadas por el viento.
Si no me encuentro en una zona apta, pero estoy cerca de una o estoy en una zona apta con limitaciones debería fijarme en algunas cosas antes de decidir si seguir o no con mi plantación:
–Plantaciones cercanas: Buscar (si las hay) plantaciones cercanas de más de 10 años y verificar el estado de salud y su historial de cosechas. Que haya plantaciones muy jóvenes sanas no asegura que sea una zona apta a largo plazo o que lo sea para la fisiología de la floración.
–Adaptación de la fenología: El estudio del libro se ha basado en los requisitos de las variedades estudiadas en Ciudad Real o en los lugares de origen, así que hay casos donde las variedades cambian su comportamiento y de ahí sus requisitos. Un ejemplo claro puede ser en el tema de las heladas, ya que en una fecha específica de susceptibilidad a heladas en la provincia de Ciudad Real está relacionado a una fenología especifica que se reproduce en La Mancha, pero probablemente en un sitio más frío esta fenología cambiaría retrasándose y aumentando así la protección frente a estas heladas.
Por ejemplo, resulta que en zonas de riesgo elevado de heladas, variedades tempranas como Larnaka consiguen florecer sin tener muchos daños por heladas, ya que su floración se retrasa por la menor cantidad de calor acumulada en primavera. Así que debería hacerse un estudio profundo del calor en primavera y de la fecha e intensidad de las ultimas heladas primaverales.
–Humedad y lluvia: Subestimar los efectos de los excesos de humedad y de lluvias indeseadas es un error, al igual que pensar que puede ser un impedimento unas precipitaciones inferiores a las recomendadas.
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