Durante las próximas semanas se generaliza la poda del pistachero en España, una labor para la que no hay recetas mágicas ni certezas absolutas. A falta de estudios rigurosos, las pautas las marcan grandes expertos como Esaú Martínez, técnico investigador de El Chaparrillo, centro adscrito al IRIAF, y al que puedes seguir en sus canales de Telegram y YouTube.
Desde su punto de vista, una de las claves consiste en lograr una mejor iluminación del árbol para que exponga más superficie de hojas a la luz. Así captará mejor la radiación solar y el pistachero se nutrirá mejor.
“Si no podamos tendremos un árbol con una fuerte dominancia apical, que crece mucho por las puntas, que se arroja fuerte por las guías, y eso crea una copa globosa densa a cuyo interior no pasa la luz a diferencia de si generamos una superficie irregular con entrantes y salientes”, afirma en esta entrevista con PistachoPRO.
Con la poda “forzamos” al árbol a producir más y mejor tras provocarle una lesión -que será menor si se hace durante la parada vegetativa- con la que también se logra un equilibrio entre yemas de flor y madera, y se reduce su expansión para facilitar su manejo.
No hay una “receta mágica”, puntualiza el investigador, para el que los puntos esenciales son:
Aunque dependerá del potencial de la plantación, Esaú Martínez indica que se debe equilibrar el número de yemas de madera y de flor conforme a la fertilidad del suelo y con el objetivo de obtener una producción estable reduciéndose algo la vecería.
A diferencia de otros cultivos, en el pistachero las yemas de flor se producen en el primer crecimiento de la yema de madera, “desde la brotación a mediados de abril hasta finales de junio que hace el primer parón”, momento decisivo en el que no debe haber interrupciones en el crecimiento.
Si tenemos una rama del año anterior con 6-8 yemas de flor y 10-15 de madera no podemos dejar todas las de madera, dejaríamos 2 ó 3, porque la exigencia para el árbol sería excesiva y tendríamos crecimientos escasos al año siguiente”
Por último, y respecto a otras técnicas de poda como la mecánica, el investigador señala que no existen métodos mejores o peores “porque hasta ahora no se han comparado los sistemas”.
Sí puntualiza que el pistachero no es el mejor cultivo que se adapta a la poda mecánica porque como la producción sucesivamente se separa del tronco por la ubicación de las yemas de flor, “al final habría que renovar haciendo cortes de ramas enteras y esperar a que brote por yemas latentes, y el pistacho para eso tiene menos facilidad que un almendro o un olivo”.
Pero que no sea el árbol más adaptado a la poda mecánica no significa que no se pueda hacer, puntualizada. De hecho, Esaú Martínez indica que en el futuro “vamos a ir a ello” porque toda mecanización es un ahorro de costes y la poda manual requiere formación práctica y horas de trabajo, “y la mano de obra en el campo ya sabemos como está”. “Creo que sí funcionará, pero se debe estudiar más, por ejemplo con patrones de crecimiento débil, variedades con facilidad de brotación en madera vieja…”, concluye.
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