Análisis de la nueva cosecha 2024 en San Juan, Argentina
Gonzalo Sánchez Cañete, ingeniero agrónomo. Doctorando CONICET – INTA Estación Experimental Agropecuaria San Juan (Argentina)
Las zonas productivas de pistacho en Argentina se emplazan en los valles irrigados al este de la Cordillera de los Andes. En los últimos años se registró un crecimiento exponencial en lo que respecta al número de hectáreas cultivadas. De esta manera, las provincias de San Juan (5.651 ha) y Mendoza (793 ha) concentran prácticamente la totalidad de la superficie cultivada en el país. En menor medida, también se registran experiencias o intenciones de iniciar nuevos cultivos en las provincias de La Rioja, Catamarca, San Luis, La Pampa, Neuquén y Río Negro.
En San Juan existen aproximadamente 1.270 ha en producción, las cuales se ubican en 25 de Mayo, San Martín, Pocito y Sarmiento, fundamentalmente. En estos sitios la temporada en curso se presentó templada y muy seca lo cual propició una excelente sanidad de los árboles, aunque también se caracterizó por los rendimientos más modestos si se compara con la temporada anterior (a priori, 1.000 kg/ha). Sin lugar a duda, la búsqueda de las causas y como entre ellas se combinaron requerirá de un análisis posterior y en profundidad de los eventos que acontecieron durante el invierno y la primavera austral, así como de los factores fisiológicos y fenológicos que también juegan un rol sobresaliente.
2023, cosecha récord de pistacho en Argentina
En primer lugar, y puntualmente en aquellos emprendimientos ubicados al suroeste del Valle del Tulúm, la hembra predominante es Kerman. Esta variedad presenta una intensa alternancia productiva, entre años de carga y de descarga. Durante la temporada 2023 las cosechas fueron récord (en torno a los 6.000 kg/ha), lo cual permitía vislumbrar el futuro que deparaba para la temporada en curso. Sin embargo, esto no ha ocurrido en aquellos emprendimientos localizados en las zonas más bajas del Valle.
Por otro lado, la primavera del 2023 encontró a los alfóncigos con una floración un tanto retrasada (6 a 10 días respecto a la temporada anterior), además de presentar un lento y extenso desarrollo, sobre todo en lo que respecta a los machos Peters. Este intervalo fenológico transcurrió con temperaturas medias amables (20 °C), humedad relativa media baja (30%), ausencia de lluvias y sobre todo libre de las temibles heladas tardías.
En el suroeste del Valle sobresalieron los días soleados con temperaturas cálidas, con una notable ausencia de precipitaciones. Esto ha permitido el normal desarrollo de las tres fases que la nuez necesita para completar su ciclo. Incluso las labores de cosecha han comenzado el 19 de febrero, unos 10 días antes de lo acontecido en la temporada previa. En cuanto a la calidad, se ha podido dilucidar que el porcentaje de abiertos rondará en torno al 54% y vacíos al 10 %.
Cada año, la época de cosecha presenta un nuevo desafío. De ahora en adelante quedará recabar y analizar los resultados finales para aprender a interpretar un poco mejor lo que este nuevo polo pistachero tiene para ofrecer. La nueva temporada está siempre a la vuelta de la esquina.
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